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Moisés haría un ritual público para ungir como sacerdotes a Aron y sus hijos, primero los bautizaría, necesitaría carne y pan, para presentarlo al señor, se congregaría toda la comunidad como testigos. (Levítico 8:1-6 NVI)
Es mejor que vistamos con túnicas, no solo porque no son sensuales, sino porque Dios lo manda, también sería mejor que como profetas tengamos accesorios como el Urim y Turín, como herramientas para comunicarnos con Dios. (Levítico 8:7-9 NVI)
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La mitra es un accesorio decorativo especial, junto con la cinta de oro que la sujetaba y la diadema sagrada, que tiene un valor espiritual grande (Apocalipsis 21:1-25), hacían que la conexión con Dios sea mayor (Levítico 8:9 NVI).
Drogas purificadoras. (Levítico 8:10 NVI).
Cuan importante son los números impares para los rituales de Dios. Con la sangre de este animal puro, «purificó» también el altar y sus utensilios, la vida de este animal sirvió para el perdón de los pecados de los futuros sacerdotes, Dios solo «comió» la grasa que cubre los intestinos, el lóbulo del hígado, los dos riñones y su grasa, todo lo demás era impuro y se quemó en un lugar impuro. (Levítico 8:11-17 NVI).
El carnero es santo, como su sangre y lo santo santifica, por eso Moisés utilizo la sangre del este para santificar el altar, la cabeza, el sebo, intestinos y patas son partes del carnero deliciosas para Señor, como es toda la carne del carnero. Luego, con la sangre santa de otro carnero, santificó la parte gorda, de la oreja, manos y pies, tanto de Aron como sus hijos. (Levítico 8:18-24 NVI).
A Dios le gusta la grasa. (Levítico 8:25-36 NVI).
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